- ¿Sabes
ya lo que te apasiona? Quizás
para responder a esta pregunta tienes que indagar un poco en tu interior.
Conocerte es básico para que sepas lo que te emociona. Haz una lista con
todo lo que te gusta, por muy tonto que te parezca, aficiones, hobbies,
todo lo que se te ocurra, como una tormenta de ideas. En esta fase no
estás tomando una decisión, ni juzgando si es una tontería, simplemente
estas exponiendo una serie de ideas para poder considerarlas más adelante.
¿Qué es lo que no te importa hacer? ¿Qué es aquello que haciendo pierdes
la noción del tiempo? ¿Qué te da igual hacer a cualquier hora porque
siempre te apetece?
- Eres
bueno, muy bueno.
Ahora que ya tenemos la primera lista, vamos a por la siguiente.
Normalmente lo que se nos da bien, suele tener relación con lo que nos
gusta hacer, pero no siempre somos conscientes de ello. Así que para hacer
ésta lista vamos a recurrir a los que tenemos alrededor. Hacer participar
a los que te rodean es una buena manera de conocer aspectos que otros ven
de nosotros mismos y que desconocemos. No es momento de que nos juzguen,
ni de que hagan una lista de pros y contras, simplemente que te digan
según ellos (mejor pregunta a unos cuántos, familia, amigos. . . ) que
creen ellos que se te da bien, que eres muy bueno. Recuerda cuando te
hayan dicho lo bien que te había salido hacer tal y tal cosa. Sea lo que
sea, entenderte bien con niños, cuidar flores, hacer dulces, cualquier
cosa.
- Oportunidades
de mercado.
Cuando se quiere emprender, muchos piensan en crear algo que todavía no
esté inventado y de ahí viene esa expresión: “es que ya está todo
inventado”. ¿Y qué? ¿Crees que para tener éxito tienes que inventar algo
nuevo? Si es así siento desilusionarte (aunque en el fondo es una buena
noticia) pero no es necesario. Basta con que descubras una necesidad de un
colectivo o grupo de gente considerable (mercado) que no está cubierto. O
quizás un servicio o producto que ya existe pero lo puedes mejorar
añadiendo valor o haciéndolo de otro modo. Hay empresas muy grandes e
importantes que simplemente han tenido éxito haciendo las cosas de otra
manera y atreviéndose.
- Sé
un experto. Si
quieres abrirte camino emprendiendo tu negocio debes convertirte en un
experto en tu materia. ¿Cómo puedes hacerlo? Volvamos a tu pasión, cuando
algo te gusta mucho, casi de manera instintiva, absorbes toda la
información posible acerca de tu tema. Te informas, te formas, te
instruyes. Todo lo que cae en tus manos sobre ello te interesa, y si no,
lo buscas. Fíjate sino en tus hobbies y pasatiempos, no te importa pasarte
horas mirando cómo funciona algo, u organizando o coleccionando, la
satisfacción te compensa ese tiempo. Si tu negocio es tu pasión pasa lo
mismo. ¿Y cómo me convierto en experto? Pues conociendo más sobre ese tema
que muchísimas otras personas a las que les pueda interesar tu
conocimiento. Todos podemos ser expertos en algo, falta que tengamos el
conocimiento y la experiencia. Así que si quieres convertirte en experto,
busca todo lo que puedas encontrar sobre tu tema y practica, practica y
practica.
- Encuentra
tu nicho.
Cuando un pasatiempo o hobby decides convertirlo en negocio, significa que
le quieres sacar un provecho económico para que te permita poder vivir de
él. Así que una vez conocemos lo que nos gusta, lo que se nos da bien, las
oportunidades de mercado y somos expertos en ello, es la hora de conocer
muy bien nuestro público objetivo, ese que está interesado en la solución
que le vamos a ofrecer para solventar su problema. Si crees que todo el
mundo puede ser tu cliente ideal, estás equivocado. Igual que te centras
en ser experto sobre un tema (no se puede ser experto en todo), tienes que
enfocarte en un tipo de público determinado, para conocer cómo piensan,
qué sienten, qué hacen, qué problemas tienen y cómo puedes ayudarles. Se
lo más específico posible y te ayudará a conocerlo mejor. Podemos tratar
el tema del cliente ideal más ampliamente en otro artículo.
- Verifica
el punto de unión en común.
Después de todo el estudio que llevas hecho, seguro que te vienen un
montón de ideas a la cabeza. Cuando juntes todas las listas es posible que
veas puntos de conexión entre ellas. Esos puntos de conexión son los que
pueden generar ideas que luego desarrolles y descubras posibles nichos
donde poder emprender tu negocio. Puedes ofrecer servicios que tus
potenciales clientes puedan necesitar y que puedan suplir una necesidad o
una solución a un problema. Puede ser que les aporte bienestar,
crecimiento, satisfacción, o que les ahorre tiempo, preocupaciones o
dinero.
Por Cristina López
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