viernes, 14 de febrero de 2014

LABOR DE HORMIGAS

Disciplina y perseverancia para llegar a las metas proyectadas

Carlos se graduó hace más de diez años de un Instituto superior, salió con un excelente cartel que auguraba un éxito casi asegurado, tres meses después obtuvo un buen trabajo con un sueldo envidiable pese a su corta experiencia; logró contactos, experiencia, estando posicionado entre los mejores pero decidió hacer gastos e inversiones precipitadas; esto  pertenece al primer año. Luego cambió de trabajo pero la administración de su dinero era su talón de Aquiles; en la actualidad después de diez años, su talento se mantiene igual pero sus frutos continúan siendo una expectativa y conseguir un trabajo una espera inquietante. Por otro lado Ernesto quien académicamente llegó hasta 3ero de primaria, empezó un negocio en la informalidad hace exactamente diez años, se dedicaba a la venta de ropa en las veredas de un mercado, donde su vitrina equivalía a un plástico azul sobre el suelo, él con su familia vivían cada cierto tiempo en un distinto alquiler, hasta    que después de diez años tienen un local en una galería, un departamento que dentro de poco terminarán de pagar y un proyecto real de seguir abriendo otra tienda para la venta de ropa.
Un profesional y alguien que no culminó primaria, comodidades inmediatas frente al aplazamiento de preferencias; ¿qué los diferencia?, ¿no es de esperarse que Carlos demuestra una mayor estabilidad económica que Ernesto y su familia?, ¿es justo? Lo anterior son algunas cuestiones que saltan a la vista y que sólo pueden ser contestadas a la voz de la experiencia.
Entre líneas se pueden extraer dos conceptos, inteligencia y disciplina, el primero se analizará desde su desempeño funcional, es decir la definiremos como la capacidad de descubrir nuevos caminos de acción a partir de actos variados, apropiados y efectivos  que permitan resolver problemas con eficacia; entonces ser inteligente es adaptar tu comportamiento a distintas situaciones con el fin de ser eficiente en la tarea encargada, no eres más inteligente porque conoces más que otros.
Ahora, no es la repetición de conductas que notas en otros lo que te hará inteligente; ya que lo que ves te servirá para algo en particular y no en distintas situaciones donde tú mismo debes adaptar ese principio para que sea efectivo en otros escenarios, por ello debes desarrollar habilidades tanto cognitivas como sociales para lograr esa mejor adaptación, vale mencionar que tenemos factores temperamentales que nos dotan con talentos y nos hacen únicos para desempeñar una o más funciones específicas, que conforme se estimulan pueden adquirir mayor alcance, y por último ¿has notado que tienes capacidad para realizar competentemente una actividad? Así creas que no, sí la tienes ya sea para el deporte, la música, dibujo, etc., entonces tienes aptitud para una o más cosas.
Vemos entonces que la inteligencia es resolver problemas a través de distintos caminos y que se den resultados tanto eficaces como adaptativos, pero ¿con eso basta?; no. La habilidad, la competencia y la aptitud pueden estar en ti pero si no hay un factor de disciplina que dirija tu comportamiento entonces te estancarás y eso no es igual a detenerse, sino retroceder como sociedad, ¿te has dado cuenta cómo vivimos?
No se puede negar que nuestro país ha superado índices de pobreza en grado progresivo desde el 2008 hasta el 2010 según lo señala INEI, el crecimiento económico contribuye a más inversiones y como consecuencia más trabajo, pero eso no hace que socialmente estemos en “vías de desarrollo”; el llegar tarde, permitirnos descansos en horas de trabajo, hacer otras actividades mientras nos pagan por hacer una en específico, evadir la formalización de un negocio, no pagar impuestos, etc no demuestran un “desarrollo social” porque no en todos los peruanos está la idea de la disciplina y por ende la responsabilidad.
Entonces ¿ser disciplinado contribuye con mi sociedad?; sí, porque requiere que seamos responsables, además estimula un autocontrol al notar que debes privarte de algunas comodidades para lograr la meta establecida, por eso si emprendes un nuevo negocio hay que prestar atención a conceptos claves: trabajo en equipo, continuidad y persistencia.
El trabajar en equipo facilita el acceso a mayor productividad en un tiempo reducido, es lo que se espera; para ello no necesitas gente sumamente capacitada, sino gente hábil para resolver problemas con eficiencia en distintos ambientes, que tenga claro qué deseas de la empresa y qué metas semanales, mensuales y anuales tienen conseguir, en otras palabras que adquieran convicción y disposición para cumplir el objetivo; sin embargo te toparás con personas  que compiten en el mismo rubro en que te desempeñas, veamos para esto un caso. Starbucks, es una empresa que no sólo te vende un buen café, sino además vende un espacio donde socializar y así pasar un buen tiempo para conversar, es como lo describen en su web “Un lugar donde conversar y sentirse parte de la comunidad”, ese es un valor agregado, que si no lo tienes no puedes participar dentro de los mejores.
La continuidad y la persistencia es ir en contra de la visión “corto plazo”, y eso demanda que hagas un proyecto realista que incluya un respaldo económico y buen material humano, por ello trabajo en equipo, tiempo, edificación y superar los obstáculos propios del mercado y de ti mismo son escollos que debes sobrepasar.
Entonces, el ser inteligente o poseer cierto talento no basta, puedes quedar en una promesa más no en una realidad factible, debes trabajar tu habilidad en distintos escenarios con perseverancia. Bien lo dicta el proverbio “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento”.
Ahora tú decides ¿de plástico a vitrina, o seguir en tus expectativas?


Por Oscar Plasencia


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