Disciplina
y perseverancia para llegar a las metas proyectadas
Carlos se graduó hace
más de diez años de un Instituto superior, salió con un excelente cartel que
auguraba un éxito casi asegurado, tres meses después obtuvo un buen trabajo con
un sueldo envidiable pese a su corta experiencia; logró contactos, experiencia,
estando posicionado entre los mejores pero decidió hacer gastos e inversiones
precipitadas; esto pertenece al primer
año. Luego cambió de trabajo pero la administración de su dinero era su talón
de Aquiles; en la actualidad después de diez años, su talento se mantiene igual
pero sus frutos continúan siendo una expectativa y conseguir un trabajo una
espera inquietante. Por otro lado Ernesto quien académicamente llegó hasta 3ero
de primaria, empezó un negocio en la informalidad hace exactamente diez años,
se dedicaba a la venta de ropa en las veredas de un mercado, donde su vitrina
equivalía a un plástico azul sobre el suelo, él con su familia vivían cada
cierto tiempo en un distinto alquiler, hasta que
después de diez años tienen un local en una galería, un departamento que dentro
de poco terminarán de pagar y un proyecto real de seguir abriendo otra tienda
para la venta de ropa.
Un profesional y
alguien que no culminó primaria, comodidades inmediatas frente al aplazamiento
de preferencias; ¿qué los diferencia?, ¿no es de esperarse que Carlos demuestra
una mayor estabilidad económica que Ernesto y su familia?, ¿es justo? Lo
anterior son algunas cuestiones que saltan a la vista y que sólo pueden ser contestadas
a la voz de la experiencia.
Entre líneas se
pueden extraer dos conceptos, inteligencia y disciplina, el primero se
analizará desde su desempeño funcional, es decir la definiremos como la
capacidad de descubrir nuevos caminos de acción a partir de actos variados,
apropiados y efectivos que permitan
resolver problemas con eficacia; entonces ser inteligente es adaptar tu
comportamiento a distintas situaciones con el fin de ser eficiente en la tarea
encargada, no eres más inteligente porque conoces más que otros.
Ahora, no es la
repetición de conductas que notas en otros lo que te hará inteligente; ya que
lo que ves te servirá para algo en particular y no en distintas situaciones
donde tú mismo debes adaptar ese principio para que sea efectivo en otros
escenarios, por ello debes desarrollar habilidades tanto cognitivas como
sociales para lograr esa mejor adaptación, vale mencionar que tenemos factores
temperamentales que nos dotan con talentos y nos hacen únicos para desempeñar
una o más funciones específicas, que conforme se estimulan pueden adquirir
mayor alcance, y por último ¿has notado que tienes capacidad para realizar competentemente
una actividad? Así creas que no, sí la tienes ya sea para el deporte, la
música, dibujo, etc., entonces tienes aptitud para una o más cosas.
Vemos entonces que la
inteligencia es resolver problemas a través de distintos caminos y que se den
resultados tanto eficaces como adaptativos, pero ¿con eso basta?; no. La
habilidad, la competencia y la aptitud pueden estar en ti pero si no hay un
factor de disciplina que dirija tu comportamiento entonces te estancarás y eso
no es igual a detenerse, sino retroceder como sociedad, ¿te has dado cuenta
cómo vivimos?
No se puede negar que
nuestro país ha superado índices de pobreza en grado progresivo desde el 2008
hasta el 2010 según lo señala INEI, el crecimiento económico contribuye a más
inversiones y como consecuencia más trabajo, pero eso no hace que socialmente
estemos en “vías de desarrollo”; el llegar tarde, permitirnos descansos en
horas de trabajo, hacer otras actividades mientras nos pagan por hacer una en
específico, evadir la formalización de un negocio, no pagar impuestos, etc no
demuestran un “desarrollo social” porque no en todos los peruanos está la idea
de la disciplina y por ende la responsabilidad.
Entonces ¿ser
disciplinado contribuye con mi sociedad?; sí, porque requiere que seamos responsables,
además estimula un autocontrol al notar que debes privarte de algunas
comodidades para lograr la meta establecida, por eso si emprendes un nuevo
negocio hay que prestar atención a conceptos claves: trabajo en equipo, continuidad
y persistencia.
El trabajar en equipo
facilita el acceso a mayor productividad en un tiempo reducido, es lo que se
espera; para ello no necesitas gente sumamente capacitada, sino gente hábil
para resolver problemas con eficiencia en distintos ambientes, que tenga claro
qué deseas de la empresa y qué metas semanales, mensuales y anuales tienen
conseguir, en otras palabras que adquieran convicción y disposición para
cumplir el objetivo; sin embargo te toparás con personas que compiten en el mismo rubro en que te
desempeñas, veamos para esto un caso. Starbucks, es una empresa que no sólo te
vende un buen café, sino además vende un espacio donde socializar y así pasar
un buen tiempo para conversar, es como lo describen en su web “Un lugar donde
conversar y sentirse parte de la comunidad”,
ese es un valor agregado, que si no lo tienes no puedes participar dentro de
los mejores.
La
continuidad y la persistencia es ir en contra de la visión “corto plazo”, y eso
demanda que hagas un proyecto realista que incluya un respaldo económico y buen
material humano, por ello trabajo en equipo, tiempo, edificación y superar los
obstáculos propios del mercado y de ti mismo son escollos que debes sobrepasar.
Entonces,
el ser inteligente o poseer cierto talento no basta, puedes quedar en una
promesa más no en una realidad factible, debes trabajar tu habilidad en
distintos escenarios con perseverancia. Bien lo dicta el proverbio “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus
caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor,
prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su
mantenimiento”.
Ahora tú
decides ¿de plástico a vitrina, o seguir en tus expectativas?
Por Oscar Plasencia
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